domingo, 5 de diciembre de 2010

Una rosa


Si imagino un jardín, surge una rosa.
Hay en ella prestancia y lozanía.
Mostrando su belleza ofrece aromas.
Por tí siento, mi rosa, idolatría.

Tu vida la prefieres junto a una fuente.
Su agua cantarina te da el rocío.
Va apagando tu sed muy dulcemente.
Puede ser el misterio de un amorío.

Admiro otras flores que son selectas.
El lirio, la azucena y la margarita.
De color nazareno, está la violeta.
Efluvios de perfumes que nos cautivan.

Si no están en el árbol me causa llanto.
Al acortar sus vidas están dolientes.
Mejor contemplarlas sin causar daño.
Que este hermoso tapiz nos dure siempre.

Como niño que nace, brota un capullo.
Si acaricias sus hojas, son seda fina.
Su destino es dormirse como un arrullo,
marchitar por amor o por espinas.

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