Aquel día deseaba soledad
y elegí el silencio en la montaña,
caminando ascendí, sin descansar
no quería gritar, el eco vigilaba
A lo lejos divise, como un trigal,
unas ramas de trigo que bailaban,
se movían con un ritmo magistral,
no era un sueño, era un cuerpo y era un alma.
Una rubia cabellera, sin peinar
rematada por alguna flor silvestre,
unos ojos azules que al mirar
descubrían una pasión ardiente
¿Tu vivir es tan solo este lugar?
¿eres feliz acariciando tus ovejas?
con tristeza, me pudo contestar….
yo quisiera volar y no me dejan.
Estoy enamorada de un zagal
que a mi oído me canta cosas bellas
me hace vivir y hasta puedo llorar,
pero siempre se va con las estrellas.
Agosto/2011
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