domingo, 25 de septiembre de 2011

Un Sol


Veo del balcón que acaba el día
el sol se va alejando, no esta presente
invade la penumbra, en su partida
abre la puerta al mar, su confidente.

No domina su vida, “aunque es el Rey”
y nos brinda un calor que nos abriga.
Dios le cedió su puesto, tan solo a él,
hasta la flor sonríe, si le ilumina.

Al final se retira, le vence el sueño,
se enciende el cielo, como un brillante,
su retorno es el alba, porque es el dueño,
se apagan las estrellas sin revelarse.

Aparece un lucero muy rutilante,
su misión estar fijo, no parpadear,
no faltes a la cita, ni un solo instante,
que no cambie de sitio, que no se muera.

Si alguna vez no acude, y no puedo verlo,
me ahogaría la angustia y la agonía
tiene que estar ahí, por ser eterno,
puede que sea un “Alma” que me  vigila.

Oct. 2010

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